segunda-feira, 1 de março de 2010

Catalunha solidária com Portugal no combate á hegemonia do poder político Castelhano...

Los portugueses van a ensayar esta semana en Barcelona una nueva visión del poliedro ibérico. Dedicado a la energía, el viernes tendrá lugar en la capital de Catalunya el primer encuentro hispano-portugués que se celebra fuera de Madrid y de las inmediaciones de la frontera. Inaugurará las sesiones el doctor Aníbal Cavaco Silva, presidente de la República.

Las autoridades portuguesas han querido ubicar este nuevo foro permanente lo más lejos posible de la frontera. La insistencia española en el diálogo transfronterizo (iniciativa que la Junta de Extremadura lidera con verdadero tesón) hace que los portugueses se sientan Región, lo cual –en excesivas dosis– no les hace mucha gracia. Tan poca gracia, que hace unos años rechazaron en referéndum la regionalización de su país. ¿Portugal, supercomunidad autónoma del Sistema Ibérico? No, gracias.

También parecen haber llegado a la conclusión de que Madrid no debiera monopolizar por más tiempo la relación entre los dos países. Por ello han escogido Barcelona. Con cautela, con prudencia (hace unas semanas, temían que la celebración del foro coincidiese con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut) y sin ganas de alimentar fantasías sobre 1640. Catalunya les interesa. El 30% del negocio comercial con España se genera en Catalunya. Simpatía con pies de plomo. A los portugueses les incomoda mucho sentirse utilizados en las densas querellas hispánicas. Salvo rectificación de última hora, la respuesta del Gobierno de la España plural ha sido la de no enviar a ningún ministro al encuentro de Barcelona. La vanguardia

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